Los árboles luchan contra el cambio climático
Los árboles nos protegen del calor del día, nos dan frutos para nuestras mesas y aportan belleza al paisaje. La tala de árboles para obtener leña provoca deforestación y desertificación, y se relaciona con las emisiones de gases de efecto invernadero y el cambio climático.
Desde el punto de vista ambiental, los árboles son fundamentales: el oxígeno vital que producen elimina la contaminación atmosférica, baja la temperatura y añade humedad al aire. Al mantener el suelo en su sitio y reducir las escorrentías de los arroyos, los árboles previenen la erosión del suelo, controlan las avalanchas, disminuyen la desertificación, protegen las zonas costeras y estabilizan las dunas. Los pájaros y otros animales silvestres necesitan los árboles para refugiarse y obtener comida, al igual que los niños.
Por otra parte, la destrucción de árboles es una cuestión de género y salud. Las mujeres y las niñas dedican un número creciente de horas todos los días a buscar leña, y están expuestas de manera excesiva al humo originado en el interior de sus hogares por las cocinas de leña.
La conservación del medio ambiente a través de la plantación de árboles es una de las bases del desarrollo. Por ejemplo, el Gobierno de Etiopía estableció el objetivo de plantar 20 millones de árboles. Los organismos de las Naciones Unidas trabajan junto con el Gobierno para movilizar al público, en especial a los niños y los jóvenes, a fin de que participen en el desafío.