Una energía más limpia significa un medio ambiente más sano
En todo el mundo, 1600 millones de personas carecen de acceso a la electricidad, y 2400 millones de personas no cuentan con combustibles modernos para la cocina y la calefacción. Cuatro de cada cinco personas sin acceso a la electricidad viven en países en desarrollo y zonas rurales, principalmente, en el sur de Asia y África subsahariana.
La falta de infraestructura energética adecuada obliga a más de un tercio de la humanidad a cocinar y calentar sus hogares con leña, estiércol y desechos de cosechas. Estas familias afrontan un dilema imposible de resolver: cocinar con combustibles sólidos y sufrir las consecuencias en su salud o no comer una comida casera.
El humo en el interior de los hogares provoca la muerte de casi 800.000 niños por año. El clima y el tiempo influyen en la concentración de estos materiales en el aire.
Cambiar los combustibles sólidos por una energía más limpia, por ejemplo, gas licuado de petróleo, biogás o energía solar, podría lograr la mayor reducción en los niveles de contaminación atmosférica en el interior de los hogares y, al mismo tiempo, minimizar los impactos ambientales de la producción y el consumo energético.
El acceso a los servicios energéticos modernos mejora el acceso de los niños a la educación, en especial para las niñas, quienes suelen dedicarse a buscar leña u otros combustibles de biomasa para la cocina y la calefacción.